lunes, 30 de abril de 2007

La Residencia: El Montaje del Proyeccionista


Muchas veces se habla del llamado “Montaje del director”; es aquella versión que a veces se lanza cuando el director no queda contento con la versión comercial de la película impuesta por el productor, o simplemente es el montaje inicial que luego se ve amputado por diversas razones. El caso más perturbador de “Montaje del Director” es el de Ridley Scott y su “Blade Runner” que elimina metraje en lugar de añadir y que amenaza este año con lanzar otro nuevo Montaje del director con escenas rodadas de nuevo… También se habla muchas veces del montaje para televisión; versiones “limpias”, es decir sin escenas de sexo y violencia. El caso más flagrante que conozco es el de “El Precio del Poder” que en su versión para tele fue liberada de mucha de su violencia y de su multitud de tacos, llegando a doblar la peli de nuevo para que los oídos decorosos no se ofendieran con su soez vocabulario…
Pero poca gente habla del “Montaje del proyeccionista”. ¿Qué es el montaje del proyeccionista?.
Evidentemente es el montaje al que asistimos durante la proyección y que normalmente coincide con la que ve el resto del mundo. A no ser que hayas asistido a esas maravillosas sesiones continuas de cine de barrio de antiguamente. Aquí las reglas que se aplicaban al resto de proyecciones eran distintas. Las copias que llegaban a estos cines ya habían estado circulando por otros tantos durante meses y en ocasiones incluso años, con lo cual el estado de la copia en ocasiones era lamentable con las famosas rayas que recorren la imagen, las quemaduras de cigarrillo en el margen superior derecho que avisan del cambio de rollos, fotogramas perdidos en esos cambios de rollos… y a veces incluso escenas enteras se quedaban en el suelo de la cabina de proyección y en el peor de los casos se cambiaba de orden alguno de los rollos que forman película o directamente se “extraviaban”, consiguiendo así un nuevo montaje de la película en cuestión. Por ejemplo empezaba la película y al cuarto de hora una de las chicas muere asesinada una de las chicas protagonistas. Todo bien ¿no?. No del todo porque en las siguientes escenas la chica muerta vuelve a salir como si tal cosa. Entre la audiencia hay quien que se pregunta ¿A esa no la habían matado ya?. Otros ni siquiera se dan cuenta de lo sucedido y la película sigue como si tal cosa. Esto era típico de las sesiones dobles de cine de barrio y también, al parecer, de la Filmoteca de Madrid, el último “Grindhouse” que continúa abierto.
La proyección de la que hablo es de la maravillosa primera película de “Chicho” Ibáñez Serrador, "La Residencia". Para terminar de rodendear la experiencia, la copia tenía tan solo la mitad de los subtitulos, ya que el maestro prefería rodar con actores britanicos y en ingles. Una película de visión obligada para cualquier aficionado al género que se precie. Viendola con perspectiva parece increíble que Chicho consiguiera rodar y estrenar en cines de la Gran Via de Madrid en 1969 una cinta como “La Residencia”. Influenciado por Hitchcock y el espiritu de la Hammer Narciso Ibáñez Serrador (ya estaba más que curtido en televisión con sus “Historias para no dormir”) creaba un clásico instantáneo en el que en una residencia de chicas conflictivas servia de marco ideal para recrear una de las historias más sugerentes y brutales que ha dado el cine sin apenas mostrar nada. Y no exagero, ya que trata de temas tales como el lesbianismo, la pederastia, el incesto o el sadismo, sin casi mostrar nada y produciendo el mismo efecto que si lo hiciera, como maestro que es. Y no es porque se cortara a la hora de recrear los crímenes, todo lo contrario. Se recrea en ellos y juega con lo que el espectador espera. Es sobervia esa secuencia en la que una de las chicas es atrapada por el asesino y la imagen se congela en el momento justo en que la navaja se posa sobre su cuello. Tan solo para retomar la marcha unos segundos más tarde. De hecho esos asesinatos estilizadísimos hicieron las delicias de los maestros del Giallo italiano como Dario Argento (su “Suspiria” no deja de ser casi una versión tripi de “La Residencia”) o Lucio Fulci (confeso fan de Narciso Ibáñez Serrador y su cine). Es una pena que el maestro Ibáñez Serrador solo haya tenido otro par de incursiones en el largometraje desde entonces (¿Quién puede matar a un niño?, “La Culpa”).
Todo apoyado en un reparto, en su mayoría femenino, que era una delicia. Al frente de la residencia estaba la veterana Lilli Palmer y entre sus alumnas encontramos a unas jovencisimas y carnosisimas Cristina Galbó y Maribel Martín, además de una joven Teresa Hurtado, una de las supertacañonas del “Un, Dos, Tres” y de la inquietante presencia de Víctor Israel. Una película de la vieja escuela que ni siquiera en su versión del proyeccionista pierde un apice de su fuerza y encanto. Menos mal que siempre nos quedara el DVD.

martes, 24 de abril de 2007

Celebrando el día de la mujer


Benditas películas de venganza. Si vosotr @s también crecisteis durante la década de los ochenta consumiendo cine en VHS y repostando en videoclubes de barrio, seguramente sufráis la misma desviación que un servidor. “Curso 1984”, “El justiciero de la ciudad”, “Calles salvajes”, “Ángel de venganza”, “Coto de caza”… Todas películas llenas de violencia que apelaban a nuestros instintos más bajos. Así, como buen seguidor del subgénero, llevaba mucho tiempo intentando mordisquear uno de sus clásicos titulado “I spit on your grave”. Después de varios años de intentos frustrados (copias fantasma alquiladas en Centroamérica, pateo e inspección total en tienduchas de videos de segunda mano) me di por vencido. Y alabado sea ese gran negocio que es el DVD, porque hace escasas semanas se editó en este formato digital. Es cierto que desde que reeditaron toda la filmografía de Cheech & Chong, hay que estar preparados para la reaparición de hasta la mas oscura, bizarra e ignota película que lamentábamos no poder volver a localizar jamás. El caso es que me hice con esta “edición especial” de “I spit in your grave” (retitulada creativamente como “La violencia del sexo”, aunque yo me quedo con el título alternativo con el que circulo en su momento: “The day of the woman”) en mi centro comercial mas cercano y me apresure a verla. Lo cierto es que no me decepcionó.Veamos: Las actuaciones tienen el nivel de un entrañable porno setentero, la ambientación es pobre y durante la primera media hora parece que su realizador, un tal Meir Zarchi, le tiene miedo a la cámara y decide ponerla en cualquier lado, para registrar la acción y con reparo a la hora de cortar actividades intrascendentes de los personajes. Pero nenes, esto es una sucia peli setentera y los hallazgos superan sus limitaciones. Es decir: algunos encuadres llenos de fuerza; una intensidad y un regodeo tal en el maltrato a nuestra heroína que –a pesar del toque "camp" que predomina en la cinta- yo estuve deseando que la dejasen en paz de una maldita vez; situaciones llenas de intensidad dramática aunque la escasez de recursos de Zarchi le impidan sacarles todo el jugo; un tono poroso, secote, al grano y en tu puta cara que siempre se agradece (y es que un final abrupto como este siempre me llenara de placer) Su visión es obligatoria si sois espectadores de cine que no necesitan coartadas intelectuales ni reseñas en los medios “mainstream” para sentir interés por una película, y siempre que estéis dispuest @s a recibir una buena sacudida a vuestros sentidos…
Fotos: Camille Keaton pasándolo chungo en “I spit on your grave”, peli alta en incorrección y colesterol.
Enlace trailer:

http://www.youtube.com/watch?v=R9-OQL28Xo0

Ramiro García Bogliano

martes, 17 de abril de 2007

Yo fui en extra en una peli italiana de zombis


Que tiempos aquellos de los programas dobles y veces incluso triples, de los cines de barrio. Ahora que Tarantino y Rodríguez han puesto de moda aquellos cines y su programación es el momento de abrir una nueva sección que se dedique a recuperar aquellas míticas películas.

Hubo un tiempo en el que no existía Internet, ni el emule, ni las revistas especializadas, ni por haber no había prácticamente ni Fanzines. Era una época en la que las películas se convertían en películas de culto, no porque un critico de una revista lo dijera ni porque en una web se hablara de ella. Que va el sistema era mucho más sencillo. Alguien te hablaba maravillas de ella. Así de simple. Los que seáis un poco más jóvenes esto os parecerá una bobada, pero aquellos que sean un poco más talluditos sabrán de que estoy hablando. Acaso no recordáis como vuestro primo, un compañero de clase o un vecino del barrio os hablaba de esa película que había visto de extranjis en algún videoclub o en alguna de esas sesiones de cine de barrio tan maravillosas capaces de combinar sin prejuicios “Commando” y “El Crimen de Cuenca”, tal cual. Esas pelis se convertían en poco menos que leyendas urbanas que pasaban de boca en boca siendo magnificadas y multiplicadas cada vez que alguien nos “contaba” aquella película. Y digo “contaba” porque como las posibilidades de verla eran muy reducidas nos contábamos de principio a fin aquellas películas. En mi caso la película “contada”que más me impacto fue “Jack el destripador en Nueva York”, del maestro del cine extremo Lucio Fulci. Y aunque no sabia quien era Fulci podía contarte esa peli completa sin haber visto un solo fotograma.
Entre esas películas contadas “Incubo sulla città contaminataLa Invasión de los Zombis Atómicos” ocupa un lugar privilegiado en el imaginario colectivo. Empezando por ese titulo y continuando por ese cartel que tenía cuyo recuerdo me no me dejo dormir más de una noche siendo niño. Y es que “La invasión de los zombis atómicos” no tiene desperdicio se mire por donde se mire.
El argumento es muy sencillo: Ha habido una fuga radioactiva y por no se sabe que razón un avión llega al aeropuerto cargado de zombis radioactivos infectados, que propagan la infección allá donde van. Pero amigos, estos zombis atómicos, no son los típicos zombis lentos y tontos a los que estamos acostumbrados. No señor, estos son zombis atómicos y como tales corren y son ágiles como gacelas, es más son capaces de usar palos y cuchillos y ametralladoras si hace falta. No os digo más que incluso conducen coches. ¿El porqué? Porque si (y esto vale para toda película). ¿Por qué los zombis cada vez que atacan a una mujer primero la desnudan (accidentalmente) para que enseñe sus generosos pechos? Porque si. ¿Por qué nadie se pregunta lo que esta pasando? Porque si. ¿Por qué si son zombis radioactivos dejan de serlo una vez están muertos del todo? Porque si…
La cinta es una de las muchas incursiones en el genero que realizo el veterano Umberto Lenzi, rodada enteramente en Madrid lo cual es un aliciente a los que conocemos o vivimos en dicha ciudad. Así que es fácil reconocer lugares como el aeropuerto de Cuatro Vientos, los bajos de Azca o ese climax final con montón de zombis correteando alegremente por el Parque de Atracciones… También es fácil reconocer algunas caras del cine español como Eduardo Fajardo, mítico actor de los spaghetti westerns, Manuel Zarzo, capaz de dar una explicación creíble a las motivaciones de los zombis o como zombi no acreditado al actor y director Antonio del Real, irresponsable de atrocidades como Desde que amanece apetece.
Para dar más empaque internacional a esta coproducción hispano italiana se trajeron a Mel Ferrer un par de dias para hacer de general y encerrarlo en un bunker durante un par de días de rodaje intensivo. Le acompañaba también un mítico como Francisco Rabal que incluso en horas bajas es capaz de volar la tapa de los sesos (literalmente) a su mujer. Ambos aportan credibilidad a algo que no lo tiene y que tampoco importa demasiado, sigue siendo muy divertida después de tantos años. Sin las pretensiones de “28 Días Después”, con su misma fiereza y mucho más divertida.