miércoles, 15 de agosto de 2007

Black Gestapo: Nostalgia de la Blaxplotation


Es curioso como la memoria suele jugar malas pasadas. Suele pasar que recordamos películas, que vimos hace tiempo, que recordamos perfectamente y otras que quedan en el olvido. Tambien suele pasar que si las vimos a una “tierna edad” las recordemos mucho más brutales e impresionantes. Es el caso de muchos filmes de terror que con el tiempo pierden su carga y ya no asustan como lo hacian antes, y es el caso de esta “The Black Gestapo” de Lee Frost. Un servidor vio esta película siendo niño en un maravilloso programa doble de video junto a “Perros de Paja” alla en los ochenta (cuando en los videoclubs habia toda clase de maravillosa basura, no la basura aburrida que hay hoy) y quedo seriamente traumatizado. No os podeis imaginar el gozo que me embargo casi veinte años después cuando descubro la mitica película en un videoclub de provincias ¡y que la venden por un euro! (si amigos estas cosas pasan, pero teneis que buscarlas). Que sorpresa la mia cuando comienzo a verla y ese festin de violencia, sexo, violaciones e incorrección política salvaje que yo recordaba no era para tanto.
De todas formas “Black GESTAPO” tiene elementos de sobra para ser una pieza de culto maravillosa. Empezando por el demencial argumento, una especie de saqueo de “Rebelión en la Granja” de George Orwell pero con “afroamericanos”. Una blaxplotation en toda regla: Un veterano del Vietnam, el general Amed regresa a su antiguo barrio y ve como las drogas y la prostitucion se han apoderado de él. Recibiendo subvenciones del Estado (aunque parezca increíble) organiza un grupo de lucha contra las drogas y de ayuda a los desamparados. Rapidamente sus intereses chocaran con los de la mafia blanca que no tardara en golpear y violar a la novia del protagonista (como buen producto tipico de las blaxplotations de los 70 que es). El General Amed recurre a un viejo compañero de la guerra y lo que habia nacido como un grupo semi-pacifico se convierte en un grupo fascista en toda regla. Comienzan a vestirse con los uniformes nazis, entrenan militarmente a sus miembros e incluso se cambian los apestosos nombres de blancos por orgullosos nombres africanos. Por supuesto expulsan a la mafia de su territorio, y por supuesto son ellos los que luego se dedican a vender las drogas y a chulear a las putas. Por el camino hay lugar para peleas tipo lucha libre, musica funky contundente, varios desnudos gratuitos (alguno incluso integral), machismo y misoginia a raudales y una escena en la que la “Armada Popular” con una navaja barbera afeita al ras las partes nobles de uno de los blanquitos, mientras este se desangra en la bañera.
Lo que hace de “Black Gestapo” una película especial es probablemente la fecha en la que esta rodada y la libertad que eso la proporciono. Todo lo comentado de ella sería impensable en una película actual. Triste realidad esta en la que una peli del 75 tenia más cojones que cualquiera de las estrenadas hoy en día.

domingo, 5 de agosto de 2007

Punto Límite Cero: ¿Te gusta conducir?



Quentin Tarantino ha recuperado en su ultima cinta “Death Proof” el gusto por un subgénero muy de moda en los años 70 y que a más de uno nos a hecho pasar grandes ratos: Las pelis de persecuciones de coches. Si, bien es cierto que películas como la saga de “The Fast and the Furious” no eran más que una puesta al día edulcorada de este genero con variante “tunante”. Tarantino nos ha hecho recordar porque nos gustaban estas pelís cuando eramos niños. Coches veloces, kilómetros de carreteras, buena musica acompañando, aparatosos accidentes, decenas de policias en sus coches y motos a la persecución del “Correcaminos” de turno, y todo hecho sin trampa ni cartón. A base de buenos profesionales al volante y de destrozar un montón de coches sin la ayuda de los horribles efectos digitales generados por ordenador que creaban una sensación de realidad que ya no abunda mucho. Cuando uno se enfrenta a una de estas películas debe dejar aparcado a un lado sus prejuicios y viajar solo con lo puesto. Dejarse llevar por la música que suena en el radiocassette, disfrutar del viento que entra a traves de las ventanillas y relajarse en el asiento mientras se ve pasar la carretera.
Si hay una película emblemática de este genero es “Punto Limite Cero (Vanishing Point)”, que junto a “La Carrera de la Muerte del año 2000”, “Cannonball! ”, ambas de Paul Bartel, y “Convoy” de Peckimpah forman lo mejorcito del genero de la década.
Se trataba de conseguir superar a la mítica persecución por San Francisco de “Bullitt” y rememorar el espiritu de Road Movie de “Easy Rider” (a la cual hace algún homenaje). Por lo que el listón estaba muy alto. Vanishing Point lo supera con creces y sienta cátedra en lo que a las características del genero se refiere. Si bien “Vanishing Point” destaca por el encanto que desprende su protagonista. No olvidemos que no sirve de nada la velocidad si al volante no hay alguien carismatico. Alguien que esta a la altura de Steve McQueen, Kris Kristofferson, Peter Fonda o David Carradine, el casi desconocido Barry Newman y que casí no necesita decir palabra para supurar carisma. Ya que la película prácticamente es él al volante del escapando de policía y casi no tiene dialogos más que el que entabla con el locutor de radio que va narrando sus victorias y alertando de los peligros que le acechan en la carretera. Ese locutor Super Soul es el otro gran acierto ya que además de pinchar estupendo soul y rocknroll es la voz de la conciencia del “ultimo jinete libre americano”. El argumento es tan simple como una apuesta entre nuestro conductor y su camello a las 12 de la noche del viernes en Denver, Colorado, de que entregara el coche por el que le han contratado en San Francisco (la elección de los escenarios no es nada casual) 15 horas más tarde.
El guión lo firmaba, sorprendentemente, el ilustre escritor cubano Guillermo Cabrera Infante acreditado como Guillermo Cain y daba un repaso al sueño americano a través de varios flashbacks en los que va desentramando el pasado del misterioso Kowalsky, el conductor al volante de ese Dodge Challenger blanco del 70 con 8 cilindros en V. La cinta de 1971 también era un certificado de defunción del sueño hippie de amor y revolución en los Estados Unidos que ya había anunciado tres años antes “Easy Rider”. La cinta conocio un flojo remake hace unos años con Viggo Mortensen en la piel de Kowalski e incluso los ingleses Primal Scream le dedicarón todo un disco de homenaje, "Vanishing Point", con canciones como Kowalski que sampleaba sin compasión muchos momentos de la mitica película.