¿Qué tienen en común Miguel Bosé y Nacho Duato... cinematográficamente hablando?. Respuesta: que ambos representaron a seres venidos de otra galaxia en el cine. El primero en “El Caballero del Dragón” y el segundo en “El forastero”, títulos que son “rara-avis” en el cine español. Aún ahora que se celebran las “bodas de plata” del rodaje de “E.T.” y que el propio Spielberg anuncia extraterrestres en la próxima aventura de Indiana Jones, resulta extraño hablar de seres venidos de otros mundos en el cine hecho en la piel de toro.
Mentar ovnis, ufos, naves espaciales o extraterrestres varios alrededor del cine nacional suele ser motivo de chanza. Y no es para menos, lo primero que se viene a la mente es a Toni Leblanc confundiendo el desierto de Almería con la luna en “El Astronauta” (1970, Javier Aguirre); o peor, el remedo español del citado filme de Spielberg, “El E.T.E. y el Oto” (1983, Manuel Esteba), con el “fino” humor de los Hermanos Calatrava; o, mucho peor, convertir un héroe patrio, El Cid, en un ser llegado de otra galaxia en el pico de una cigüeña/ovni, encarnado en la atractiva figura de…Ángel Cristo, (“El Cid Cabreador”, 1983, Angelino Fons).
Con exponentes como estos y otros nada olvidables como aquella impagable Marta Sánchez ejerciendo de replicante (“Supernova”, 1993, Juan Miñón) o la mezcla de scifi y sexo “El hombre perseguido por un ovni” (1977, J. C. Olaria), no es de extrañar que cueste acercarse al tema sin rubor. Sin embargo, pongámonos serios, ciencia ficción española haberla, hayla, y algún título que otro es merecedor de atención. Coqueteos con el género siempre hubo desde los experimentos de Segundo de Chomón a principios del siglo pasado. Pero nunca continuidad más allá de aisladas, y generalmente heroicas, incursiones nacionales. A destacar “Fata Morgana ” (1966, Vicente Aranda), “Los monstruos del terror” (1969, Hugo Fregonesse/Tulio Demichelli) o las destinadas al público infantil, “Una bruja sin escoba” (1967, José Mª Elorrieta) o “Los invasores del espacio” (1967, Guillermo Ziener).
Centrándonos en la cuestión extraterrestre, algunos títulos a destacar por razones variadas. El primero, por ser la gran decepción para el cine fantástico español, la citada “El caballero del dragón” con dirección de Fernando Colomo, un producto alejado de su estilo personal. Decepción porque se trató en su momento (y así se publicitó) de la “película mas cara del cine español”, trescientos millones de pesetas del año 1985, un lujo para su pobres resultados. Aún con participación en el guión de gente del mundo del cómic como Andreu Martín o Miguel Angel Nieto, diseño visual de Enric Ventura, excelente fotografía de José Luís Alcaine, imaginativos decorados de Félix Murcia y espléndida partitura musical de José Nieto, no se pasó de la corrección. También el punto de partida argumental era de lo más sugestivo: una nave espacial llega a una aldea feudal medieval; el ovni es confundido con un dragón y su tripulante con San Jorge. Sin embargo la indefinición de tono y ausencia de dirección de actores terminó lastrando la empresa. Protagonizaba el amado/odiado de Herzog, Klaus Kinski, el todo terreno Harvey Keitel, nuestro internacional Fernando Rey y Miguel Bosé como extraterrestre mudo, poniendo caritas. A destacar la orgánica y convincente maqueta de la nave espacial realizada por Reyes Abades.
En segundo lugar, resaltar los filmes de Juan Piquer. Piquer ha demostrado ser uno de los artesanos del cine español más entusiastas a la hora de afrontar el fantástico y la ciencia ficción. Y también, porque no, mas pícaros. Al calor de la citada “E.T” y de “Superman” (1978, Richard Donner), dirigió dos películas de/con extratrerrestres, “Los nuevos extraterrestres” (1983) y “Supersonic Man” (1979). Protagonizada por Michael Coby y Cameron Mitchell, “Supersonicman”, es probablemente la apuesta más psicotrónica, alucinante, del cine español. Sin complejos y con un presupuesto infinitamente menor que el film de Donner se atreve con un argumento plagado de superhéroes, robots y platillos volantes: una nave extraterrestre surca el espacio con Supersonicman en su interior para combatir al Dr Gulk, quien amenaza con destruir el planeta…Interesantes maquetas del maestro Emilio Ruíz y, ojo a la banda sonora discotequera de Gino Peguri, delirante y digna de “after”….Cuatro años después Piquer perpetra otra incursión alrededor de los visitantes de otros mundos con “Los nuevos Extraterrestres”, un film que iba a ser una “horror-movie” en la línea de “Alien” pero situado en un bosque, y al que finalmente se introdujo durante el rodaje un niño y un extraterrestre con aspecto de oso-hormiguero colocado, respondiendo este al nombre de “Trompy”…
En tercer lugar, el capítulo de las coproducciones. Entre títulos como “La guerra de los misiles” (1977, Leslie H. Martinson), “Los viajeros del atardecer” (1979, Ugo Tognazzi) o “Hermano del espacio” (1987, Roy Garret), donde comparte reparto Martin Balsam con Silvia Tortosa, reseñar la destacable hispano/italiana “Terror en el espacio“ (1965) del maestro Mario Bava. A “Terror en el espacio” le debe mucho John Carpenter y su “La cosa” (1982). Y mucho mas Ridley Scott y su citado “Alien”. Y a su vez, el film de Mario Bava remite directamente al cine hollywoodense de ciencia ficción de los cincuenta. En este caso no son los extraterrestres los que viajan a la tierra, sino los astronautas terrícolas los que se encuentran con aquellos en un planeta perdido. Con rodaje en los Estudios Cinecittà de Roma, o en los madrileños Estudios Roma, según las fuentes, contaba con unos coloridos y a la par interesantes decorados de Giorgio Giovannini. Sin ser una obra maestra, es recomendable su revisión.
En cuarto lugar, la que probablemente es una de las mejores incursiones del cine español en el fantastique, “Pánico en el Transiberiano” (1973, Eugenio Martín). Otro filme al que Carpenter debe pleitesía, sobre la figura de un extraterrestre “roba almas” campando a sus anchas por el angosto espacio de un tren. Con reminiscencias a “The Thing from Another World” (Christian Nyby), un reparto de grandes clásicos como Christopher Lee, Peter Cushing, un Telly Savalas mas esplendido de lo habitual y Alberto de Mendoza excelente en plan Rasputín, cuenta con un magnifico decorado de Ramiro Gómez y convincentes maquetas. Naif sin duda, pero muy recomendable.
Por último reseñar el caso “Platillos volantes” (2003, Oscar Aibar). Aibar acomete la que puede ser la definitiva incursión en los ovnis hispánicos: dos parias en la España franquista de principios de los setenta y en pleno boon de los “avistamientos” ovnis, aburridos de la situación sociopolítica, se suicidan juntos, con el mensaje “Los extraterrestres nos llaman, pertenecemos al infinito”. Metáfora de este país, y, por que no, de nuestra ciencia-ficción española…que le vamos a hacer….
Mentar ovnis, ufos, naves espaciales o extraterrestres varios alrededor del cine nacional suele ser motivo de chanza. Y no es para menos, lo primero que se viene a la mente es a Toni Leblanc confundiendo el desierto de Almería con la luna en “El Astronauta” (1970, Javier Aguirre); o peor, el remedo español del citado filme de Spielberg, “El E.T.E. y el Oto” (1983, Manuel Esteba), con el “fino” humor de los Hermanos Calatrava; o, mucho peor, convertir un héroe patrio, El Cid, en un ser llegado de otra galaxia en el pico de una cigüeña/ovni, encarnado en la atractiva figura de…Ángel Cristo, (“El Cid Cabreador”, 1983, Angelino Fons).
Con exponentes como estos y otros nada olvidables como aquella impagable Marta Sánchez ejerciendo de replicante (“Supernova”, 1993, Juan Miñón) o la mezcla de scifi y sexo “El hombre perseguido por un ovni” (1977, J. C. Olaria), no es de extrañar que cueste acercarse al tema sin rubor. Sin embargo, pongámonos serios, ciencia ficción española haberla, hayla, y algún título que otro es merecedor de atención. Coqueteos con el género siempre hubo desde los experimentos de Segundo de Chomón a principios del siglo pasado. Pero nunca continuidad más allá de aisladas, y generalmente heroicas, incursiones nacionales. A destacar “Fata Morgana ” (1966, Vicente Aranda), “Los monstruos del terror” (1969, Hugo Fregonesse/Tulio Demichelli) o las destinadas al público infantil, “Una bruja sin escoba” (1967, José Mª Elorrieta) o “Los invasores del espacio” (1967, Guillermo Ziener).
Centrándonos en la cuestión extraterrestre, algunos títulos a destacar por razones variadas. El primero, por ser la gran decepción para el cine fantástico español, la citada “El caballero del dragón” con dirección de Fernando Colomo, un producto alejado de su estilo personal. Decepción porque se trató en su momento (y así se publicitó) de la “película mas cara del cine español”, trescientos millones de pesetas del año 1985, un lujo para su pobres resultados. Aún con participación en el guión de gente del mundo del cómic como Andreu Martín o Miguel Angel Nieto, diseño visual de Enric Ventura, excelente fotografía de José Luís Alcaine, imaginativos decorados de Félix Murcia y espléndida partitura musical de José Nieto, no se pasó de la corrección. También el punto de partida argumental era de lo más sugestivo: una nave espacial llega a una aldea feudal medieval; el ovni es confundido con un dragón y su tripulante con San Jorge. Sin embargo la indefinición de tono y ausencia de dirección de actores terminó lastrando la empresa. Protagonizaba el amado/odiado de Herzog, Klaus Kinski, el todo terreno Harvey Keitel, nuestro internacional Fernando Rey y Miguel Bosé como extraterrestre mudo, poniendo caritas. A destacar la orgánica y convincente maqueta de la nave espacial realizada por Reyes Abades.
En segundo lugar, resaltar los filmes de Juan Piquer. Piquer ha demostrado ser uno de los artesanos del cine español más entusiastas a la hora de afrontar el fantástico y la ciencia ficción. Y también, porque no, mas pícaros. Al calor de la citada “E.T” y de “Superman” (1978, Richard Donner), dirigió dos películas de/con extratrerrestres, “Los nuevos extraterrestres” (1983) y “Supersonic Man” (1979). Protagonizada por Michael Coby y Cameron Mitchell, “Supersonicman”, es probablemente la apuesta más psicotrónica, alucinante, del cine español. Sin complejos y con un presupuesto infinitamente menor que el film de Donner se atreve con un argumento plagado de superhéroes, robots y platillos volantes: una nave extraterrestre surca el espacio con Supersonicman en su interior para combatir al Dr Gulk, quien amenaza con destruir el planeta…Interesantes maquetas del maestro Emilio Ruíz y, ojo a la banda sonora discotequera de Gino Peguri, delirante y digna de “after”….Cuatro años después Piquer perpetra otra incursión alrededor de los visitantes de otros mundos con “Los nuevos Extraterrestres”, un film que iba a ser una “horror-movie” en la línea de “Alien” pero situado en un bosque, y al que finalmente se introdujo durante el rodaje un niño y un extraterrestre con aspecto de oso-hormiguero colocado, respondiendo este al nombre de “Trompy”…
En tercer lugar, el capítulo de las coproducciones. Entre títulos como “La guerra de los misiles” (1977, Leslie H. Martinson), “Los viajeros del atardecer” (1979, Ugo Tognazzi) o “Hermano del espacio” (1987, Roy Garret), donde comparte reparto Martin Balsam con Silvia Tortosa, reseñar la destacable hispano/italiana “Terror en el espacio“ (1965) del maestro Mario Bava. A “Terror en el espacio” le debe mucho John Carpenter y su “La cosa” (1982). Y mucho mas Ridley Scott y su citado “Alien”. Y a su vez, el film de Mario Bava remite directamente al cine hollywoodense de ciencia ficción de los cincuenta. En este caso no son los extraterrestres los que viajan a la tierra, sino los astronautas terrícolas los que se encuentran con aquellos en un planeta perdido. Con rodaje en los Estudios Cinecittà de Roma, o en los madrileños Estudios Roma, según las fuentes, contaba con unos coloridos y a la par interesantes decorados de Giorgio Giovannini. Sin ser una obra maestra, es recomendable su revisión.
En cuarto lugar, la que probablemente es una de las mejores incursiones del cine español en el fantastique, “Pánico en el Transiberiano” (1973, Eugenio Martín). Otro filme al que Carpenter debe pleitesía, sobre la figura de un extraterrestre “roba almas” campando a sus anchas por el angosto espacio de un tren. Con reminiscencias a “The Thing from Another World” (Christian Nyby), un reparto de grandes clásicos como Christopher Lee, Peter Cushing, un Telly Savalas mas esplendido de lo habitual y Alberto de Mendoza excelente en plan Rasputín, cuenta con un magnifico decorado de Ramiro Gómez y convincentes maquetas. Naif sin duda, pero muy recomendable.
Por último reseñar el caso “Platillos volantes” (2003, Oscar Aibar). Aibar acomete la que puede ser la definitiva incursión en los ovnis hispánicos: dos parias en la España franquista de principios de los setenta y en pleno boon de los “avistamientos” ovnis, aburridos de la situación sociopolítica, se suicidan juntos, con el mensaje “Los extraterrestres nos llaman, pertenecemos al infinito”. Metáfora de este país, y, por que no, de nuestra ciencia-ficción española…que le vamos a hacer….
Victor Matellano